lunes, 27 de noviembre de 2017

Las tecnológicas chinas ganan terreno y amenazan a las de EE.UU.



Las grandes empresas estadounidenses del sector son aún líderes mundiales, pero sus rivales avanzan a paso acelerado

Hace sesenta años, Rusia conmocionó al mundo con el lanzamiento del satélite Sputnik. Donald Trump tenía 11 años.

Esa exhibición de superioridad llevo a EEUU. a superar lo que había gastado la URSS, y ese impulso produjo la Internet y el sistema de posicionamiento global (GPS, por sus siglas en inglés).

El actual "momento Sputnik", en cambio, parece haber eludido al presidente estadounidense de 71 años.

China planea dominar abiertamente la inteligencia artificial (IA) en el año 2030.

Trump parece estar demasiado ocupado tuiteando como para haberlo notado.

Sin embargo, las ambiciones de IA de China representan una mayor amenaza para la seguridad estadounidense a largo plazo que el alcance nuclear de Corea del Norte.

Es probable que pueda contener a Pyongyang con una garantía de aniquilación.

Pero no existe una barrera obvia que obstaculice el objetivo de China de superar a Norteamérica.

"El que se convierta en el líder de la IA, se convertirá en el gobernante del mundo", dijo recientemente el presidente de Rusia, Vladimir Putin.

Su observación tuvo lugar después de que China anunciara que intentará ponerse a la par de EE.UU. antes de 2020, superarlo en 2025 y dominar el campo de la IA mundial cinco años más tarde.

Los principales expertos en tecnología estadounidenses creen que las ambiciones de China son verosímiles.

"Simplemente detenete a pensar un segundo", señaló recientemente Eric Schmidt, presidente ejecutivo de Alphabet.

A lo que agregó: "El gobierno chino dijo eso".

A diferencia del Sputnik, no hay una sola acción china que pueda comunicar la magnitud de la amenaza.

Pero las señales de que hay una tendencia son extremas para quienes quieran notarlas.

El presidente Xi Jinping ha anunciado la superioridad de la IA china como objetivo estratégico. Trump no ha dicho nada sobre las ambiciones de Norteamérica.

Pero su propuesta de presupuesto lo dice todo.

Él quiere recortar 11% el financiamiento público estadounidense de los "sistemas inteligentes" y casi 20% el gasto general en investigación y desarrollo (I+D).

El presupuesto de la NASA también se reduciría.

Del mismo modo, Trump quiere reducir a la mitad el ingreso de inmigrantes legales, lo cual afectaría la capacidad de EE.UU. de contratar a los investigadores más brillantes.

Tendría mucho más sentido ofrecerles un permiso de residencia.

Los estudiantes chinos a menudo ganan los concursos de codificación de Google.

"Si tienes algún tipo de prejuicio. . . de que, de alguna manera, su sistema educativo no va a producir el tipo de personas de las que estoy hablando, estás equivocado", comentó Schmidt.

¿Es posible que Norteamérica pueda prevalecer a pesar de la miopía de Trump?

Es bastante posible.

Las grandes compañías tecnológicas estadounidenses continúan siendo líderes mundiales. Pero la brecha se está reduciendo. China tiene dos ventajas clave.

La primera es que, en comparación con EE.UU., una mayor parte de su economía está online.

El 40% del comercio electrónico global se lleva a cabo dentro de China, principalmente a través de Alibaba, Tencent y Baidu, las tres grandes compañías tecnológicas chinas.

Su capacidad para manipular enormes cantidades de datos enfrenta escasos límites legales.

Del mismo modo, su escala es abrumadora.

Hace unos días, Tencent superó a Facebook al superar la capitalización bursátil de u$s 500.000 millones.

En algunas áreas, como en la de pagos online, el reconocimiento visual y el software de voz, China ya le lleva la delantera a sus rivales de Silicon Valley.

Y se está poniendo a la par rápidamente con la conducción autónoma. Casi todas estas tecnologías tienen aplicación militar. Pensemos en una guerra con un enjambre de drones.

La segunda ventaja es que el sector privado de China está unido al gobierno.

Eso podría parecerles una desventaja a los libertarios. Pero la gente tiene mala memoria.

Así como Dwight Eisenhower financió el ascenso de Silicon Valley, Beijing está subsidiando el dominio chino de la tecnología de aprendizaje automático profundo.

Además, su sector digital es cada vez más autosuficiente.

A excepción de los microprocesadores, campo en el que EE.UU. sigue liderando, la mayoría de las capacidades de China se desarrollan localmente.

El país es cada vez menos vulnerable a las interrupciones en la cadena de suministro global. Si surgiera una guerra comercial global, China podría seguir adelante, sin obstáculos, con su desarrollo de la inteligencia artificial.

Allí se encuentra la razón por la que China ha bloqueado a Google, a Facebook, a Twitter y a otras compañías tecnológicas.

Lo mismo se aplica a la tecnología espacial de China.

El fin de semana pasado, John Hyten, el general a cargo de las armas nucleares estadounidenses, causó revuelo cuando declaró que él rechazaría una orden "ilegal" del presidente.

Pero él simplemente estaba reiterando lo estipulado en los reglamentos.

Más inquietantes fueron sus comentarios acerca de los enormes avances chinos en materia de tecnología bélica del siglo XXI.

Cuando alguien sugirió que la amenaza espacial de China era tan exagerada como la infame "brecha de los misiles" con los soviéticos, el general.

Hyten declaró: "Lo que veo son acciones muy agresivas, tanto chinas como rusas, por construir una estructura de fuerza que podría enfrentarse a todas nuestras capacidades espaciales".

Para averiguar las prioridades de una nación, hay que mirar su presupuesto.

La ambición principal de Trump es reducir al 20% el impuesto a las sociedades estadounidense.

Durante la época del presidente Eisenhower, la alícuota del impuesto marginal estaba por encima del 90%.

Eso no impidió que la inventiva pública y privada de Estados Unidos aventajara a los soviéticos. Actualmente, Norteamérica es el líder tecnológico mundial.

Pero, con Trump en la cabina de mando, puede que mañana sea muy diferente.

por  EDWARD LUCE
cronista.com